domingo, 1 de noviembre de 2009

lluvia

gracias por llegar, tan rotunda, tan generosa tan sin complejos 
a pesar del largo invierno que permaneciste agazapada, morosa 
con nuestras necesitadas gentes del campo y huidiza 
con nuestros acuíferos. 

¿nos andabas castigando un poco por los excesos con que 
castigamos el bien preciado que nos regalas, tu hija el agua, 
sin la que nunca podríamos sobrevivir 
y tanto la maltratamos y menospreciamos? 
perdónanos, te diré, no lo volveremos a hacer, te mentiré. 
porque seguiremos malgastando a tu hija por pereza física y 
mental unos, por estúpida soberbia otros, 
por mera pobreza tantos.

y es que ¿quién se encarga de organizar, administrar 
el buen uso del indispensable bien, 
cuya falta algún día será causa de trágicas guerras 
si es que no es una guerra ya 
la de la indiecita que tiene que caminar quilómetros 
hasta el caño más próximo, 
la del agricultor que despaló por codicia o necesidad 
y ahora no encuentra el arroyo que hará crecer 
sus plantas y dará de comer a su familia?
¿no es una guerra silenciosa y cruel la que mata 
a miles de africanos con aguas inmundas por escasas 
o por la simple sequedad irreversible de sus terruños?
¿no es pérfida guerra la del abuso del vital elemento 
para mantener costosos y selectivos 
juguetes de lujo, como el golf, 
o frívolas vanidades como las piscinas privadas?
¿no es un acto bélico y demente la insensata necesidad 
inventada de mezclar nítidas aguas con abominables 
detergentes para mantener como condenadas patenas 
camionetonas del año* que no deberían pasar de ser 
útiles de trabajo sobriamente aseados?

en otro felino paseo habremos de hablar del otro 
terrorismo oficial, silenciado en un esperpéntico mimo 
de administraciones incapaces o simplemente vendidas: 
el apocalíptico jinete de la contaminación. 
tomemos ahora un merecido respiro.

ni siquiera siglos después de florecer el espíritu de 
la malograda ciencia 
parece que el hombre sea capaz de evitar el contínuo 
tropezar en piedras que acabarán por dejarlo 
definitivamente inválido.

¡pobres de nuestros descendientes, 
qué seco futuro les andamos maquinando!

así que este gato que como todos los gatos disfruta del agua,
mal que se piense lo contrario (recuerden el majestuoso 
surcar de ríos y lagos que practican nuestros hermanos 
mayores, los tigres), se ducha con su propia saliva 
en un simbólico gesto en favor del agua que le da de beber 
y hace crecer el bosque del que venimos 
y sin el que nunca hubiéramos sido. 
tome nota el bípedo impensable y exíjase y exija el respeto, 
el cariño y la protección que el insustituible elemento nos implora.

* camionetonas del año: en nicalandia, dícese de los vehículos todoterreno 
de lujo, nuevos (comprados en el mismo año) exponente primero y
más visible bien del poderío eocómico o posición social del
propietario, bien de su estupidez narcisista. aviso: no se arrechen con
el conductor, generalmente es un chófer más o menos explotado por
el titular del vehículo.

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