si les basta con que el viaje de Félix Rubén García Sarmiento, alias Rubén Darío, sirviera como para que nicalandia apareciera en el mapa de las letras hispanas con carta de crédito irrevocable, y ensanchara la puerta que le habían abierto lúcidas plumas como las de Valle-Inclán o juan ramón jiménez al artificioso modernismo de espejo y salón, cancán y absenta que se había inventado la siempre decadente europa, más les valdría saber que el vate de Metapa fue el primer exponente masticable, salvando 60 arduos años de guerras mundiales salvajes o frías (pareciera puritita gastronomía lecteriana), del boom de la literatura hispanoamericana. con todo lo que tal fenómeno ha supuesto para el mantenimiento, revolucionaria renovación y eclosión definitiva de aquellas rancias letras hispanas, encerradas en siglos de falsa reserva imperial y espiritual, y tan necesitadas del cosmopolitismo, la frescura, la creatividad, las raices y la imaginación animal que le ha regalado el duende americano a un sórdido mundo castellano que lo sometió, torturó y ultrajó, expolió y deformó durante siglos sin por el momento una previsible solución de recambio.
y es que Darío, una especie de Tom Waits de principios de siglo, díscolo y contestatario, alternativo, pasota, bohemio, trabajador inteligente y recurrentemente bolo creativo, vino a convulsionar un presunto mundo culto, malavejentado y perdido en su académico ombligo sucio de polvos y mugres autoritarias, de perversas inquisiciones de la creatividad y la imaginación, y de agresivas manías persecutorias como única solución a la asfixia que sus complejos de impotencia e inferioridad y sus dislates megalómanos le venían provocando desde tiempos de carlitos primerito de españita y quintito de alemanita, muerto de monasterio.
no tiene que maullarlo mucho este gato, que ya lo maullaron con mejor tiento y tino otros gatos como el galaico e imperecedero Valle, al que Rubén le vino a redimir con poemas, lenguajes y sensibilidades las ideas, los sentires y las preocupaciones, correspondiéndole Valle con su cerrado y culto aplauso y la celebración literaria de su inmortalidad en aquellas Luces de Bohemia que más habríamos de ver una y otra vez como mito y esencia los hispanos, en detrimento del falsario en insalvable Don Juan, tan propio de estas fechas de difuntos.
y lo gritaron en tinta inmensos heterodoxos condenados a olvidos que Darío no conoció (Vargas Vila, Cansinos Assens) o poetas laureados (juan ramón), o simplemente asesinados por ser poetas (Miguel Hernández). si acaso mi maullido, novedosamente, se hace ahora bufido por el de Metapa y bufa un nombre que les suena. que si ese son parece a primera vista no tener hilazón en el asunto, pronto verán que un capricho del destino, quizás el más literario de los caprichos, enreda esta pluma en un curioso juego de coincidencias y paralelismos que me apetece desenredar en beneficio del libre vuelo de las inquietudes de la voluntad. dicho nombre es rosario murillo, la que se convirtiera en la única verdadera pesadilla para la que le faltó coraje al poeta. exceso de sentimentalismo o debilidad de un hombre tranquilo, facilitaron que aquella mujer se hiciera su sombra más negra y su permanente amenaza, ávida perfidia de intereses de la que sólo le salvó la propia dimensión de su figura, su capacidad de poético distanciamiento y su sólido entorno de amistades incondicionales. un error al que no fue capaz de escapar pero del que su naturaleza se sustrajo con una suave autocondena a la paciencia, aunque nunca a la transigencia, cualidad vacía en aquella acosadora. la historia de ambos, silencio a gritos y rémora oscura de un gran hombre, volvería a repetirse en su esencia estructural, si bien con alcance, contenido y desenlace abruptamentes distintos, en otra página más actual de la historia nicaragüense.
es así como un simple viaje, aunque sea interior, apoyado por viejas (libros, prensa) o nuevas (redes de cultura e información) herramientas humanas, puede transferirnos, abrirnos y desvelarnos amplias, importantes y amabilísimas dimensiones que teníamos tan cercanas como cerradas. espacios que nos hablarán de nosotros mismos y de todo lo que somos nosotros mismos como entes pertenecientes a la mágica realidad del universo que nos engendró, al que pertenecemos y al que siempre retornaremos en forma de energía, memoria, sustancias básicas y tiempos cosmogónicos.
viajes que nos empujan a un necesario afuera, como el que hoy les propongo para que se acerquen a conocer a otro verdadero revolucionario de las sensibilidades en un mundo cada vez más hostil a la imaginación y el librepensamiento, y cada vez más melifluo y sofisticado amigo del pensamiento único y la anulación del poco margen que al humanismo le resta.
y me dirán cuál es el disparate y por qué les vengo a platicar ahora sobre un polaco apátrida condenado hace poco por culpas pasadas y, si abominables en su momento y objeto, ahora llevadas a una caprichosa vergüenza que viene a ratificar la cervantina sinrazón que tantas veces a nuestra razón se nos hace. y por qué y a cuento de qué interponer la reivindicación de nuestro aeda norteño. se lo cuento breve, luego se lo ajusto en un plisplás y quizás por fin no se me desconvenzan. utilizo para ello ardid de plumífero empedernido, por más que ya no me quede o no me interese aspirar a plumífero a sueldo (sin que por otra parte me temblara la muñeca ante contratos como los que suelen apesebrar a vargasllosas o pérezrevertes prematuramente cotizados).
así que, ameritando (hago fervientes votos porque alguna vez mis ahora ya paisanos destierren tal verbote de sus muletillas orales, háganlo aunque sólo sea por Rubén) que ayer por fin salió lindo escrito de la pluma de un viejo amigo, otro apátrida aunque éste de raiz gabacha, Bernard Henri-Lèvy, de título clásico y morigerado, A Román Polanski, me es ingrato recordarles que:
76 años de creatividad y búsqueda de las fibras sensibles del arte sobre los platós cinematográficos, en los guiones de la pasión narrativa y dramática, tras los rutilantes ojos mecánicos que tantas facetas nuevas nuestras nos ha desvelado el mundo del celuloide, han sido encerrados con togada frivolidad tras las rejas del siempre impasible régimen carcelario. un hecho reconocido por el acusado, aislado por sórdidas circunstancias que la justicia ciega tantas veces impone, de vana transcendencia en su contexto real y en la ambigüedad de su aplicación, ha dejado en helado suspenso la labor que pronto nos legará un valioso patrimonio inmaterial de incalculable alcance.
el cuchillo en el agua, repulsión, cul-de-sac, la semilla del diablo, macbeth, el baile de los vampiros, ché?, chinatown, el quimérico inquilino, lunas de hiel, el manantial y la doncella, el pianista, serán títulos indispensables en la historia del cine alternativo, los cuales cómo no Polanski tuvo que entreverar de otros más comerciales y con la poca sustancia que suele arrojar la cinematografía cuando las productoras mandan. pero al lado además de su ámbito de profesional y artista, son experiencias humanas en diversos descarnados ámbitos los que nos conmueven ante la figura del polaco sin tierra devenido. infantil conocedor en fuga de la inquisición nazi por sus ancestros judíos; joven y terrible convidado de piedra a la enloquecida versión psicodélica de la gringolandia profunda y fundamentalista (que asesinó a su primer gran amor arrancando de su entraña, prácticamente en vivo y en primer plano, al hijo que esperaban); y víctima y victimario en fin de una época de enloquecidos postulados de progreso, ensangrentados con todas las pérdidas de conciencia imaginables a tal altura de presunto avance histórico). así como él, muy bien pudieran haber acabado woody allen, el 90% más o menos de los rockeros de culto, tanguistas, mariachis, copleros y copleras, actores y actrices de todos los tiempos y procedencias, más toda esa tripulación del carro de los comediantes y los artistas, tribu tan utilizada como hipócritamente denostada por el buen orden establecido para las costumbres necesarias a la docilidad y la obediencia que el sistema necesita, celebra y disfruta.
llegados a este punto cambiemos la orientación de la silla y, como pide Henry-Lèvi, avergoncémonos de seguir callados y quietitos ante abominaciones reales, mucho más dañinas y peligrosas, y sin embargo disueltas en el falso pudor de la conveniencia de quienes se afanan en dominarnos y abusar de nosotros. si los errores de Polanski o Darío, que batallaron sin éxito sus vidas enteras para escapar de las iniquidades que les acarrearon, aún purgándolas con creaciones y servicios de altísimo significado para el colectivo humano, los persiguieron hasta el final, ¿cómo es que figurillas de barro innoble, por más que hayan sido cocidas en los hornos más impetuosos de la guerra y el poder, se salvan sin secuela de estridentes delitos impenitentes, imposibles de perdón alguno en su inescrupulosa negación mil veces manipulada, gravísima reincidencia cerril y psicótica, deleznable insulto a todas las justicias, las inteligencias y sus sensibilidades?
y aquí se cierra el literario viaje y círculo mágico de sinos y coincidencias, convertido en laberinto desenredado aunque sólo sea para la reivindicación de la necesaria, instructiva, reflexiva y aleccionadora memoria histórica, en medio de una época que intenta a duras penas excavar las fosas de los muertos de la barbarie y recuperar algo de tanta dignidad perdida, asesinada, sepultada, encontrar una serenidad que no significará jamás recuperar nada sino simplemente reconciliar y asegurar el sueño y la sonrisa renovada, soltar sus zopilotes para que devoren los restos putrefactos que de otra manera siempre amenazarán con infectar todo nuevo presente.
aquí aparece la ofensa personificada en alguien a quien le tocó por haberse colocado donde él quiso y quiere mantenerse. aparece aquí por su cercanía y por tantos motivos labrados a propio pulso. aunque muchos otros pudieran ahora haber ocupado su lugar, el juego de los acontecimientos y los caprichos históricos del destino, los hechos y los nombres ordenan poner al comandante ortega, dicen que presidente, como protagonista de este deplorable epílogo. porque incapaz de sacudirse ni sustraerse a la enigmática figura de un ente de difícil catalogación pero de escalofriante trayectoria y presencia, y enfebrecido simulador capaz de embargar la dignidad de un país entero por mantener la impunidad de una conducta abominable ya definitivamente en todos los códigos razonables, demuestra sin ser capaz de percibirlo, lo inadecuado e impropio del punto al que ha llegado su existencia. incapaz de darse cuenta de que su actitud le denuncia ante el mundo como más sospechoso de cualquier sospecha que se le fundamente, e incluso que se le invente, persigue una autodestrucción que conlleva la destrucción de todo un país por el que se afana en mentir que vela.
sobrevolamos así, para no contaminarnos, su infértil mundo de reivindicada pobreza, de falsas reconciliaciones acosadas por azuzadas jaurías, de erotismo familiar y liberista con el mas cruento capitalismo o con el capitalismo autoritario del más chabacano popularismo bolivarista (aquel espadón que no podía ver a los negros)... observamos con visores de distancia sus juegos de manos (que solían ser de villanos) con reos aspirantes a presidentes de la república, o con excapos de sus íntimos enemigos ahora íntimos lo contrario; vemos su tosca interpretación del Maquiavelo más duro: el poder ni se crea ni se destruye, sólo se transforma para mantenerse; para lograr ese fin todo medio es válido, por perverso que resulte; el poder tiene la capacidad de dar a su dominados la imagen de sí mismo que más que le interesa... y no deja de aparecer entonces la figura bipolar de un macbeth tropical impotentemente hipnotizado por su milady murillo. finalmente sólo llegamos a vislumbrar la triste figura de un patético poseso de ambición, abusando sistemática y compulsivamente de una joven y exhausta nicaragua, extensión nacional de otra joven que todos conocimos como zoilamérica, contra tantas paredes internas y externas, indígenas o internacionales, repelladas con la frialdad más áspera, cruel y ausente.
muchos otros en este u otros países podrían haber sido los accidentales protagonistas últimos de este capítulo, tantos otros. pero este gato ahora vive en Estelí, en la Nicaragua profunda. y Rubén Darío y Román Polanski aportaron las significativas coincidencias de pedagógico alcance. déjenlo todo en coincidencias literarias.
para los más intrigados, para los investigadores, para los incrédulos, para los inquietos:
Rubén Darío, semblanza (de josé carlos rovira, buen amigo, alternativo y cátedro en alicante).
Valle-Inclán, vida y personalidad (taller d'investigacions valleinclanianes, buenos trabajos sobre este gallego de inmenso mal genio).
juan ramón jiménez, biografía (fundación zenobia campubrí, su compañera de alma y vida).
rafael cansinos assens, fotobiografía (fundación arca, su propio sitio web póstumo).
Vargas Vila, panfletario y libertario ( por carlos vidales en la rana dorada)
Rubén Darío y la dramática persecución de rosario murillo (por carmen conde, entrañable escritora y pertinaz investigadora literaria, marginada por el machismo academicista hispano).
Román Polanski (la página oficial del director -excuse me but in english-).
Román Polanski (en la Wikipedia, con sus wikifallos pero útilmente generalista).
el caso de zoilamérica en envío, de la uca-managua.
el caso de zoilamérica en univisión (entrevista con algún dato curioso, pero errática en general -¿por qué la prohibieron?-).
una historia de abusos sexuales de daniel ortega, presidente de Nicaragua (de los foros de el país, primer periódico en tirada de españa).
rosario murillo, su currículum wikipédico
gioconda belli desmenuza posición clerical de rosario murillo (cómo se deben querer).
jaime morales carazo, ¿quién es? (por aquello de los "íntimos").
simón bolívar por karl marx (todo un repaso; lo siento por los nostálgicos, pero la de este espadón criollo, más vale no menearla demasiado).
gioconda belli desmenuza posición clerical de rosario murillo (cómo se deben querer).
jaime morales carazo, ¿quién es? (por aquello de los "íntimos").
simón bolívar por karl marx (todo un repaso; lo siento por los nostálgicos, pero la de este espadón criollo, más vale no menearla demasiado).
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